No sé si me he reído más con la última película de Emilio Martínez Lázaro, 8 apellidos vascos, o con las aventuras de la Woman del Callao (Esperanza Aguirre) en acertada denominación de la admirada colega Luz Sánchez -Mellado.
Ambos, la película y la política me han procurado sin duda los momentos más desternillantes de estos últimos días, lo cual se agradece visto el panorama político-económico que nos rodea mañana, tarde y noche.
A ver la película española más taquillera de los últimos tiempos, acudí junto a un numeroso grupo de amigos entre los que había de todo: media docena de chicharreros, dos canariones, una palmera casada con un venezolano, una chilena con más apellidos vascos que Sabino Arana, un alemán con acento italiano y dos tipos de Bilbao, que tras la proyección fueron los primeros interrogados sobre el parecer de la película. Su respuesta fue inapelable: les gustó y se rieron mucho.
Hubo después, entre caña y caña, cineforum sobre la película y el humor alrededor de cuestiones identitarias y alguien comentó que sería difícil hacer una película en la que los canarios fueran los protagonistas de la sátira. Hubo, eso sí, rápido acuerdo para buscar 8 apellidos isleños con pedigrí: Armas, Oramas, Betancort, Bencomo, Arucas, Drago, Socas y Curbelo, aunque se hicieron más propuestas. Donde hubo división de opiniones era en la trama, hubo quien propuso una sátira sobre el pleito insular; otro sobre el débil movimiento independentista en las islas- que una cursi se empeñó, hace años, en convencerme que era tan radical como el vasco-; una más sobre la proclamación de La Graciosa como isla independiente de Canarias y a la cuarta caña quien propuso a Hilario Rodríguez como protagonista. Ahí lo dejamos porque la cosa degeneraba.
En lo que coincidimos todos es que en este país hace falta más humor, reírse de nosotros mismos, y menos mala leche que, por cierto, si fuera exportable equilibraría nuestra balanza de pagos. Hay que hacer como Esperanza Aguirre: tener un morro que se lo pisa e ir de pobre sexagenaria acosada por la policía y los perversos periodistas. Claro, ella también tiene apellidos vascos.
Reblogueó esto en La fuente de La Guancha.
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