Kubrick y Renoir en la Primera Guerra Mundial

la gran ilusion

Pierre Fresney y Erich Von Stroheim en «La Gran Ilusión» de Jean Renoir

La británica Florence Green falleció en febrero de 2012, a los 110 años y fue, salvo error u omisión, la última persona  viva que participó en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) como integrante de unos de los ejércitos en conflicto, en este caso en británico.

Las conmemoraciones del centenario de este desastre que asoló a Europa y dejó un reguero de más de diez millones de muertos entre combatientes y civiles, sin que sirviera como vacuna para la posterior y más cruenta Segunda Guerra Mundial, está siendo revisitada por docenas de publicaciones de historiadores y escritores de todo rango y condición, pero hasta el momento no ha sido reflejada por ninguna novedad en las pantallas de cine.

Así que echamos la vista atrás y recuperamos dos obras maestras del séptimo arte, con dos visiones bien distintas sobre la devastadora guerra y su impacto humano.

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Cartel del estreno en España (1986) de «Senderos de Gloria»

    En 1957 el cineasta británico Stanley Kubrick rodó “Senderos de Gloria” cuyo excelente reparto encabezaban Kirk Douglas y Adolphe Menjou. La cinta es un alegato antibelicista y está basada en un hecho real: el fusilamiento de seis soldados- elegidos al azar- de la 5ªCompañía del 63 regimiento francés por cobardía, ordenado por el general Delétoile; y la orden que el general Reveilhac dio a los  comandantes de bombardear sus propias tropas para evitar que retrocedieran, y fusilar posteriormente a cuatro soldados.

Kubrick reflejó con maestría la vida de los soldados en las trincheras, y el cinismo de los generales que la dirigieron, más preocupados de sus méritos bélicos que de la vida de sus soldados. El patriotismo es el refugio de los canallas (Samuel Johnson) le espeta el protagonista de la película, el capitán Dax -Kirk Douglas- al general que le ordena la misión suicida de tomar una colina con su compañía de soldados.

Una vez terminada, la película se proyectó en salas comerciales de EEUU, pero los problemas surgieron en febrero de 1958 cuando se estrenó en Bruselas y Amberes. La embajada francesa protestó airadamente por la imagen que la película daba del ejército galo y antiguos combatientes belgas boicotearon las proyecciones en ambas ciudades, con incidentes que acabaron en comisarías de policía. Al fin, la película se prohibió en Bélgica, y Suiza se sumó al boicot. En Francia  no fue prohibida, porque visto los incidentes en Bélgica la United  Artist no la presentó a la Comisión de Control. No fue hasta 1975 cuando las autoridades francesas permitieron exhibir la película en territorio galo introduciendo al comienzo del film una nota explicativa y el himno de La Marsellesa.

Kubrick dijo de este episodio que era “un gesto idiota de censura”. En España su estreno oficial se demoró hasta 1986, porque intentar proyectarla en pleno franquismo era una utopía.

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Cartel de «La Gran Ilusión» de Jean Renoir (1937)

Muchos años antes de Kubrick rodara Senderos de Gloria (Paths of glory), el cineasta francés Jean Renoir dejó para la historia del cine otra obra maestra sobre el conflicto bélico que tituló Le Grande Illusion (La Gran Ilusión), rodada en 1937. Renoir contó con un reparto extraordinario encabezado por  la gran estrella del cine galo, Jean Gabin, Pierre Fresnay, y un inconmensurable Erich Von Stroheim en el papel de un comandante alemán.

La película cuenta las relaciones personales que se establecen entre dos aviadores franceses abatidos en una operación de reconocimiento y el comandante del campo de prisioneros alemán donde son internados. El origen aristocrático del alemán y de uno de los franceses les hará reflexionar sobre lo estúpido del conflicto  y las posibilidades de haber sido amigos si no fuera por la guerra, mientras añoran los códigos sociales del honor y la tradición propia de su posición en la vida civil, que desaparecerán una vez acaba la guerra.

Como le ocurriera a la película de Kubrick, “La Gran Ilusión” también tuvo problemas de censura: fue prohíba en la Italia fascista y el ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels la calificó como “la enemiga cinematográfica número uno de Alemania”

Otras películas notables sobre la Primera Guerra Mundial son “Capitan Conan” de Bernard Travenier; “Sin novedad en el frente “   de Lewis Milestone;” El sargento York” de Howard Hawks; o “Noche de paz” de Christian Carion; pero ninguna alcanza la fama obtenida por los largometrajes de Kubrick y Renoir.

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