La capacidad de aguante del españolito medio esta muy por encima de la media europea, me comentaba hace unos días un buen amigo ante los titulares de prensa que reflejaban investigaciones sobre presuntos delitos de corrupción en nuestro país. De aguante y de tragadaderas, apostillé.
Y para muestra un botón. Maria Antonia Munar era hasta febrero del 2010 presidenta de Unió Mallorquina y del Parlamento de las Islas Baleares y es, desde hace unos días, una corrupta con sentencia de cinco años y medio de prisión por un delito de malversación cotinuada, prevaricación, falsedad en documento oficial y fraude a la administración, según fallo dictado por la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca.
Por resumirles el tema, La Sra Munar recibía subvenciones oficiales (240.000 € ) para una empresa audiovisual que ella misma creó en 2004. Una mamandurria que diría Esperanza Aguirre.
La desfachatez es otro de los deportes españoles por excelencia y no hay más que echarle un vistazo a lo dicho por la ex presidenta del parlamento balear en una reciente entrevista: » en temas económicos nadie debería ir a prisión sino que se debería devolver el dinero», al tiempo que defendía que los acusados podrían pagar multas y hacer trabajos sociales. Es para descojonarse si no lo dijera alguien que ha sido alcaldesa, consejera de educación y cultura y presidenta del parlamento de una comunidad autónoma . Para más inri es doctora en derecho.
Otra perla de la sentenciada. » Entre matar a una persona y otorgar una subvención hay diferencias (…) los que luchamos por la democracia y la separación de poderes pensamos que las personas son lo primero y que el tema del dinero es secundario y que se arregla con dinero». Es decir que pagamos una multa y a casita. Lo de luchadora por la democracia da también para impartir conferencias , al estilo de otro ex presidente, Francisco Camps.
Otra queja de la doctora es que el código penal español es de origen napoleónico y «esta desfasado», asegura. Pues menos mal, porque de haberse tenido que someter a la justicia en tiempos del emperador igual hubiera probado el invento del doctor Joseph Guillotin. ¡Qué defensoras de la democracia y doctoras en derecho tan ilustres tenemos en este país !.