Pasaron las elecciones gallegas y vascas con más pena que gloria porque básicamente todo el percal estaba vendido. En Galicia lo único que faltaba por conocer era si Alberto Nuñez Feijóo alcanzaría de nuevo la mayoria absoluta, porque estaba claro que Mario Conde no iba a rascar bola, y los socialistas gallegos ni estan ni se les espera. En este país hay quien trata de metértela doblada dos veces y a estas alturas no cuela. Más allá de ver como una vez más la izquierda y los nacionalistas gallegos se dan de tortas y consiguen que Xosé Manuel Beirás tenga más representación que su antigua formación, el BNG, quedaba todo dicho. Luego vienen los » lectores» de las elecciones que arriman el ascua a su sardina: » La victoria de Feijoó avala la política de recortes de Rajoy«; o » Rajoy tiene sustituto: Feijóo». De cómo esta el país y sus paisanos casi nada.
Si recorremos la costas del Cantábrico hacia oriente nos damos con otra » cita histórica» en las urnas a la que fueron convocados los vascos. Como si todas las citas electorales no fueran a pasar a la historia. Bueno, el caso es que desde la transición democrática, era la primera vez que los chicos del hierro , como efuemísticamente se denomina en ciertos círculos nacionalistas a los pistoleros de ETA, no amenazaban directamente a muchos de los candidatos y a toda la sociedad en general. Eso sí, todavía no se han disuelto formalmente ni entregado las armas. Como si eso no fuera una tutela en la recámara mental de muchos votantes.
El caso es que lo más interesante de las elecciones en Euskadi era saber si el PNV se llevaría el gato al agua o los chicos de Bildu consegurirán acojonar a todo dios alcanzado la primera posición. Pues no, el PNV ganó las elecciones y Bildu se quedará en la oposición. La bofetada del PSE-PSOE con una bajada de nueve escaños es para hacerselo mirar, tras gobernar casi cuatro años. Al PP de Basagoiti los ajustes de Rajoy sí le han pasado factura y ha sacado nulo rédito al apoyo mantenido en casi toda la legislatura al ejectutivo de Patxi López.
Gobernará el PNV que no tiene la menor intención de chupar baquillo otros cuatro años. Ya me lo decía un dirigente del jeltzale hace algún tiempo:» Venderemos la tumba de Sabino Arana por gobernar». Así de claro. Suerte que Iñigo Urkullu ha dejado las bravatas independentitas para mejor ocasión , mientras que su colega Artur Mas, desde Cataluña, hace exactamente lo contrario.
Y mientras tanto la vida continúa. Con ajustes y recortes por aquí y por allá, ERE´s a todo trapo y empresarios que hacen su agosto en plena crisis, o con políticos encantados de conocerse como el socialista José Bono que lleva dando la murga con sus memorias varias semanas y que amenaza con publicar tres tomos. Se debe creer Winston Churchill, al que no llega a la suela del zapato ni como político y ni como literato.¡ Por dios que cruz!
Lo que verdaderamente importa son los protagonistas de la crisis, los cientos de miles que no llegan a final de mes , los que tienen que hacer el esfuerzo de ir por vez primera a un comedor social o a solicitar ayuda a ONG´s; la clase media de este país que se disuelve como un azucarillo, poco a poco y en silencio; los mayores de cincuenta en paro que jamás volverán a tener trabajo y casi la mitad de jóvenes españoles con un futuro negro. Esta semana me ha impresionado la carta de un profesor de investigación, Carlos M. Duarte que se despide de su hija porque emigra para buscar un futuro lejos de España. Les dejo el enlace.
Es un ejemplo, otro más, de un fracaso político y social sin paliativos. Busco el optimismo , pero de momento ni los libros de autoayuda lo consiguen. Sólo salvan a sus autores.