Mi hijo y sus amigos celebran sus cumpleaños ajenos a los que pasa en este país; ajenos del todo no, porque los padres procuramos no acongojarles con la situación que vivimos entre paro, desasosiego y demás cantinelas, no vayamos a joderles la niñez. Con el candor propio de su temprana edad (apenas 8 años) ellos cantan  a modo de broma en las celebraciones de sus amiguitos : «Cumpleaños fatal… que te lo pases muy mal..» y luego acaban con una carcajada llena de inocencia y picardía.

El primer aniversario del gobierno de Rajoy me ha recordado la cancioncilla, porque estos doce meses no han deparado a los ciudadanos de este país mas que un cúmulo de  desgracias, y un par de noticias agradables. Tal y como nos temíamos, la herencia de Zapatero ha sido letal y el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, se ha tenido que comer las promesas electorales una a una y sin bicarbonato. Subida de impuestos, aumento del paro hasta cifras históricas, españoles que emigran en busca de un futuro que no aparece en el horizonte y una gestión de la crisis manifiestamente mejorable.

La reacción ciudadana en forma de manifestaciones inéditas como la llevada a cabo por el movimiento 15N, o la que rodeó el Congreso de los diputados hace apenas un mes, han hecho ver a los gobernantes que sólo aplicar medidas económicas con el manual en la mano, no producen sino una reacción ante una población que sufre, desespera y esta al límite de lo humanamente soportable. Y de postre dos huelgas generales, para que vayan tomando nota.

Se financian rescates bancarios, mientras  cientos de miles de españoles son desahuciados de sus hogares. Sólo el suicidio de varios afectados ha hecho que PP y PSOE se presten a buscar una solución a este drama, solución que me temo será raquítica e insuficiente habiendo bancos por medio.  Por no hablar del nivel de la patronal bancaria cuyo máximo representante, Miguel Martín, propone para salir de la crisis -cágate lorito-  «dar más créditos y construir más casas» (hay un millón de inmuebles sin vender) y lo dice sin sonrojarse. Cada cual a los suyo, vamos.

En este año mariano, los españoles hemos aprendido -aunque no comprendido- que es la prima de riesgo, el rescate financiero, el déficit del estado y que sobran administraciones y administradores por doquier.

También que Spain is different, que diría Manuel Fraga y que los gallegos prefieren un gobierno del PP, en Euskadi apoyan la sensatez del PNV preocupado por gestionar la crisis económica, aparcando reivindicaciones independentistas y que en Cataluña, Artur Mas, aboga por salirse de este pais ante la negrura del panorama económico que le espera. Más variedad imposible.

La astracanada digna de un chiste de Gila es que el aladid de la españolidad patriótica del siglo pasado, el ex coronel Tejero, ha denunciado al presidente Mas por «conspiración y proposición para la sedición».»Manda huevos«  habrá repetido  nuestro embajador en Londres,  Federico Trillo, enfrascado en la lucha contra la pérfida Albión por recuperar Gibraltar. La lleva clara.

También hemos constatado este año que Santiago Carrillo era mortal y no trabajaba para las multinacionales del tabaco como algunos sospechaban; que ser yerno del rey no exime de la condición de chorizo y algo que me tiene consternado: que en el portal de Belén no hubo ni buey ni asno, según sabio conocimiento -vía ciencia infusa- de Benedicto XVI. Ahora que se acerca la Navidad… y hay que mandar al paro al bovino y al équido. Este año paso de montar el belén no vaya a ser que a mi hijo le entre una depresión. Amén.

Como el 2013 promete ser de vértigo y se anuncian más recortes, les dejo una pieza del maestro Aram Khachaturian, La danza del sable, pero en versión del rockero inglés Dave Edmunds.