A principio de los años 70 cuando en España los medios de comunicación ocultaban por imperativo legal la realidad de un país gris y empobrecido, la actualidad internacional ocupaba muchas páginas de los diarios y decenas de horas de radio y televisión (la única). Fue entonces cuando recibimos un master sobre Chipre, isla que pocos españoles habían visitado entonces, pero de plena actualidad por las graves disputas y amenaza de guerra alentada por Grecia y Turquía.
El arzobispo ortodoxo Makarios, presidente de Chipre tras su independencia, con su atuendo negro y cerrada barba se convirtió en un habitual de los telediarios, portadas de prensa de la época y era citado en las conversaciones de sobremesa. No hubo guerra aunque la isla quedó partida en dos y nos olvidamos de Chipre, como de tantas cosas. Tan sólo su participación en Eurovisión o cuando los biógrafos del cantante británico George Michael recordaban su origen paterno, volvíamos a recordar la isla mediterránea.
Y hete aquí que ahora estamos inmersos en la crisis de Chipre, viendo cómo se las gastan los de la troika, la Comisión Europea, el presidente del Eurogrupo, y el gobierno de turno que han dispuesto para empezar, un corralito de agárrate y no te menees, y el anuncio a bombo y platillo de que quienes tengan dinero en cuentas de los bancos, van a saber lo que es una mordida de las buenas, para hacer frente al desaguisado financiero, que a buen seguro habrán propiciado sobre todo ahorradores y depositarios. Café para todos.
Y como aviso a navegantes, a nuestros representantes europeos les ha gustado la solución de la «quita » bancaria. La UE defiende en el borrador de una nueva normativa que los depósitos de más de 100.000 ayuden a reflotar bancos. Así, a pelo.
Los vendedores de colchones con doble fondo, huchas blindadas, cajas de seguridad caseras y artefactos similares se frotan las manos ante el anuncio. Volvemos a vieja la tradición tan española tan arraigada en tiempos de penuria de guardar las perras bajo el colchón. Y para esto estamos en Europa…
Hasta el más despistado sabe que tras estas directrices y modos de actuar se parapeta, también, la todopoderosa economía alemana, con Ángela Merkel a la cabeza, dispuesta a no perdonar ni uno de los euros germanos invertidos en los países del sur.
No se por qué me viene a la cabeza una expresión del Cara al sol que tanto se cantó en al régimen de Franco y que decía» …impasible el ademán» , término que no comprendíamos entonces y transformábamos en» impasible el alemán«, también carente de sentido en la canción pero que chirriaba menos en nuestras cabezas. Quizá porque entre la dictadura de los mercados y las posiciones intransigentes alentadas por el desgobierno europeo, me producen un déjà vu que creí abandonado hace ya unas cuantas décadas. Veremos en que acaba la cuestión.