Atribuyen al cómico Oscar Terol, protagonista de muchos episodios de la serie televisa Vaya semanita, la frase “qué cansado es ser vasco”, por aquello de tener que cumplir con los tópicos atribuidos a los ciudadanos de esa región. En realidad pensé que era porque durante años los vascos llevaron encima el sambenito del tema de ETA, asunto de difícil comprensión y explicación para cualquier bien nacido bien fuera del mismísimo Bilbao, de Guadalajara o de La Gomera, sin ir más lejos.
A mí lo que parece realmente cansado es ser español. Si uno es, o vive en Cataluña, por ejemplo, llevará meses sufriendo los vaivenes de una consulta pro independentista, montada por el molt honorable president Artur Mas y que ha conseguido llevar a toda Cataluña a un callejón de difícil salida, para mosqueo de partidarios y detractores de la iniciativa. Y no hablemos del caso Jordi Pujol, el ex presidente y ex honorable que ocultó durante 30 años dineros en Andorra, y que en su comparecencia ante el parlamento catalán dio una magnífica lección de cómo mearse en sus señorías. En resumidas cuentas: todos cabreados.
Si usted es, o pace en Madrid, podrá comprobar cómo el caso del contagio del ébola por parte de una auxiliar de enfermería ha puesto histéricos a casi todos: a la ministra del ramo, Ana Mato, que ha dado muestras de no saber manejar una situación de crisis; al consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, capaz de mostrar la sensibilidad de una lapa y la arrogancia propia de un chulo madrileño, a la hora de responder a la críticas por la gestión del contagio. Menos mal que es doctor en medicina y cirugía… Y si no les parece suficiente tenemos los extractos detallados de cómo se gastaban la pasta gansa los acreditados directivos de Bankia y Caja Madrid, un asunto que debería llevar al talego a más de uno y a figurar en el Libro de Oro de la miseria moral de algunos de los mandarines de este país.
¿Que usted vive en Asturias? Pues nada, aquí tenemos a José Ángel Fernández Villa, histórico dirigente del sindicato minero SOMA-UGT, investigado por la fiscalía a cuenta de unas perras (1.400.000 euros) que el ex sindicalista (y ex senador del PSOE) regularizó en la última amnistía fiscal. Toda una vida dando el mico en la defensa de los mineros, mientras en sus ratos libres rebañaba unos cuantos cientos de miles de euros. ¡Puxa Asturiés!