Una magnífica experiencia zíngara

Quantum Ensemble en el concierto de «Zíngaros» Foto. Auditorio Tenerife/ Miguel Barreto

El hilo que enhebraba el programa que Quantum Ensemble ofreció el jueves en el  Auditorio de Tenerife era un homenaje a la música nacional popular húngara y a la música gitana, uno de los aspectos que cultivaron durante el siglo XIX grandes compositores como Franz Listz, Béla Bartók y Johannes Brahms, así que el concierto llevó por título Zíngaros.

Cristo Barrios, al clarinete; Cecilia Bercovich con la viola, Ángel Luis Quintana, violonchelo; David Ballesteros violín y Gustavo Díaz-Jerez al piano se presentaron ante el público con una propuesta de enjundia: la Rapsodia húngara nº 9 de Franz Liszt; Constrastes Sz.111 de Bèla Bartók y como colofón el Cuarteto en Sol menor nº1 de Johannes Brahams.

La obra de Liszt es evocativa, alegre, sugerente, y la versión que ofreció Quantum Ensemble con piano, violín y violonchelo fue deliciosa, así lo percibió el público que aplaudió con entusiasmo la ejecución de la obra.

Béla Bartók es harina de otro costal.  David Ballesteros comentó antes de la interpretación que la obra fue compuesta por un encargo del clarinetista norteamericano Benny Goodman, conocido como el rey del swing en la primera mitad del siglo XX. Pero no crean, la música de Bartók y de Goodman se parecen como un huevo a una castaña. El caso es que la audiencia caminó con buen pie por la obra gracias a la intensa interpretación, en esta ocasión, de David Ballesteros, Cristo Barrios y Gustavo Díaz-Jerez.

La última parte del programa nos devolvía a las melodías de Brahms en formato de quinteto con la incorporación de  Cecilia Bercovich a la viola. El aire romántico de la obra de Brahms en sus cuatro movimientos y la sentida interpretación de los músicos llevó en volandas al auditorio que agradeció con una explosiva ovación el trabajo de los artistas. Tanto fue así, que como bis ofrecieron la Danza húngara nº7 de Brahms con arreglos de Cecilia Bercovich y el público abandonó la sala consciente de haber visto otro magnífico concierto de  Quantum Ensemble. Un privilegio.

Por cierto, este concierto le hubiera encantado a Luis García Berlanga, ya que todos las obras eran de compositores nacidos en su querido Imperio Austro-Húngaro.

 

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