Marimbeando

Leigh Howard Stevens durante el concierto. Foto: Auditorio Tenerife/ Miguel Barreto

Que conste que marimbeando no figura en el diccionario de la Real Academia Española, pero como se encuentran otros términos como friki, por ejemplo, me permito esta extravagancia como aportación desinteresada a la RAE y me sirve para expresar lo vivido en el concierto que ayer ofreció el maestro Leigh Howard Stevens en el Auditorio de Tenerife, dentro del IX Festival de Música Contemporánea de Tenerife.

El público que asistió al concierto se dividía entre entusiastas del músico, un grupo de estudiantes que asistieron a las clases magistrales que el profesor llevó a cabo en dos días precedentes; los amantes de este instrumento y un grupo de melómanos aficionados que acudían por primera vez a un recital de estas características, según me confesaron varios de ellos. También vimos a percusionistas de la Sinfónica de Tenerife.

El caso es que el programa del concierto varió, porque el músico explicó que iba a comenzar con un tema titulado Time Marimba del compositor japonés  Minoru Miki,  y cuya ejecución  dejó bien a las claras la técnica particular del maestro con las cuatro baquetas. Más reconocible para neófitos resultó la siguiente pieza, la adaptación de una corta zarabanda de Johann Sebastian Bach, a la que siguieron tres preludios que el compositor  norteamericano Raymond Helble compuso expresamente para Leigh Howad Steven a finales de los años 70 del pasado siglo.

Leigh Howard Stevens en plena actuación. Foto: Auditorio tenerife/ Miguel Barreto

Sin descanso y con un público cada vez más entregado, el músico continuó con otra  pieza firmada por Bach y se encaminó hacia la recta final del concierto con dos obras de su cosecha. No es que Leigh Howard Steven sea un prolífico compositor (no lo decimos nosotros, lo confesó él mismo en la presentación de las piezas) pero lo cierto es que resultó un broche magnífico para un recital genuino.

La primera de ellas lleva por título Houdini Last Trick, en homenaje al legendario ilusionista y escapista Harry Houdini. La obra llena matices y sugerente fue premiada con una gran ovación. El punto y final del concierto, en este caso, fue la interpretación de una de las piezas más populares de este virtuoso de la marimba que lleva por título Rhythmic Caprice y que constituye una muestra de la versatilidad de este instrumento tocado, eso si, por manos sabias.

La maestría musical junto a la simpatía personal hicieron que al final del concierto muchos jóvenes admiradores quisieran hacerse una foto con el músico, a lo que accedió complacido, como complacido salió el público del concierto.

 

 

 

 

 

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