El colega Juan Manuel Pardellas estuvo rápido cuando se enteró de la llegada de un cayuco a las costas del sur de Tenerife y gracias al testimonio gráfico de Manuel Lérida pudimos ver otra vez imágenes de una tragedia que creíamos superada en nuestras costas, aunque no en otras zonas de España o de Italia. Desde 2009 los cayucos y pateras habían dejado de arribar a nuestro litoral tras años de vivir dramas con demasiados muertos que huían del hambre en sus países de origen: el África subsahariana y nuestros vecinos de Marruecos.
Las 26 personas que alcanzaron ayer el puerto de Los Cristianos son al parecer originarios de Gambia, un pequeño país cuya superficie es similar a la de Asturias y que cuenta con dos millones de habitantes. Su principal sustento es la ganadería, la agricultura y la pesca, mientras lucha por hacerse un hueco en la industria del turismo. Es posible volar semanalmente a Banjul, su capital, desde Gran Canaria, gracias a la aerolínea Binter.
La República de Gambia es una franja de terreno del África occidental rodeada por Senegal, salvo en su salida al Océano Atlántico, y de éste último país ha llegado a Canarias una extraordinaria ayuda porque su gobierno acaba de destinar 325.000 euros a la Fundación que acoge al Instituto de Enfermedades Tropicales que dirige el tinerfeño Basilio Valladares. El centro investigador corría un serio peligro de desaparición » gracias» a los recortes de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la miopía congénita de la clase política local y de los agentes económicos de las islas.
Pateras y ayuda al desarrollo: miremos más África con los ojos abiertos y la mente sin prejuicios.