Fernando Delgado:»A veces veo mucho surrealismo en Canarias»

Fernando Delgado:A veces  veo mucho surrealismo en Canarias”

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Periodista y escritor, Fernando Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 1947) pasea su porte elegante de canario pausado y exquisita educación entre las mesas de la terraza del hotel donde se hospeda por unos días. Está en Tenerife como coordinador de unas jornadas culturales de la Fundación CajaCanarias que llevan por título Saqueo a la democracia en las que participan personalidades como los filósofos Emilio Lledó y Amalia Valcárcel o colegas de profesión como Juan José Millás, Diego Carcedo o El Gran Wyoming. Mientras reconoce que cada vez le cuesta más trasnochar y delante de un café, responde a las preguntas:

¿Cómo ve el panorama del país?

Veo a España mucho peor. No atribuyo el empeoramiento sólo al Gobierno actual. Sí achaco al Gobierno la capacidad de engaño, la capacidad de ficción y el incumplimiento de su programa electoral. Presentarse como el señor de los milagros cuando sabía que no había posibilidad de milagrería me parece un acto de irresponsabilidad. Por lo tanto, me siento gobernado por un indolente o por un irresponsable o por alguien que no teíia visión de inmediato futuro y, si lo sabía, nos engañó de manera vil. No noto ningún progreso, sino todo lo contrario. Es verdad que este retroceso es generalizado y me preocupa que vamos a una Europa burocratizada que no obedece al espíritu de la Unión que todos hemos querido y, en este panorama, votar a un chico de los recados me fastidia. Yo querría votar a un presidente europeo, ya que la soberanía nacional se esfumó el día que perdimos la moneda. Sin moneda, no eres nadie y eso demuestra esta situación de dependencia establecida. Me parece demasiado conflictivo  todo esto como para pensar que  estamos saliendo de algo, sobre todo los que más tienen, porque los que menos tienen van a salir mucho peor. Soy un poco escéptico y no me gustaría serlo, pero esta crisis ha venido para quedarse. Quiero decir que aunque se superen datos económicos, aquí va a quedar una crisis no solo de tipo económico sino de tipo moral y  también la moral y la decencia tienen números. Hay una crisis de talento: cuando veo a Durao Barroso me echo a temblar, porque me parece la expresión negativa de Europa. Hay una carencia de líderes total. El único líder que ha surgido  en este  tiempo se llama Francisco o Jorge Bergoglio y es la única gran novedad, la única cabeza con espíritu renovador desde una organización bastante vieja y deteriorada. Y esto lo digo desde fuera de la iglesia y deseándole lo mejor. Cuando veo a un Papa que más que catequizar quiere entenderse conmigo, así  ganamos en modos de convivencia. Este es un caballero de los que necesitamos que traigan concordia, sentido común y espíritu de  solidaridad.

En esta crisis, ¿la sociedad qué papel ha jugado?, ¿es responsable?

Somos también responsables y la gente en general sufre los efectos de una mala educación.  Este país se ha vulgarizado mucho, se ha deteriorado el lenguaje, los modos de relación,  y los medio de comunicación han contribuido a ello. La ordinariez se ha extendido a todas las capas sociales; los nuevos ricos son  ahora mucho más horteras, no tiene nada que ver con los ricos de toda la vida que, por lo menos, en las formas eran algo más educados. La vulgaridad se ha extendido como expresión de la mala educación. Además, no tenemos referentes porque el discurso de los políticos está falto de talento. Es una sociedad desarmada y desalmada, y claro que somos responsables, solo responsabilizar  a la clase política me parece injusto, porque efectivamente a ellos tenemos que exigirles pero, por ejemplo, tenemos una clase empresarial que o está en la cárcel o en la calle con méritos para ser encarcelados, y curiosamente  tenemos unos ciudadanos que votan a los corruptos, acaso porque para ellos el ejemplo es el corrupto y el corrupto se ha convertido en su paradigma.

¿Echa en falta intelectuales como guías para reflexión de esta situación?

Los echo de menos, pero no faltan. Lo que pasa  es que antes los intelectuales se pronunciaban en la Universidad o en el Ágora, y ahora los intelectuales hacen en los medios de comunicación o en las redes sociales o no encuentran eco. Hoy es dificilísimo ver en una TV una entrevista de un personaje importante,  que nos pueda decir algo, y que dure no una hora sino quince minutos. Y si se hace, en medio, meten la actuación de un cómico o cualquier otra cosa.  De manera que todo menos pensar, y se piensa poco. Está bien que los intelectuales  piensen por nosotros pero tenemos que pensar también nosotros. Los medios de comunicación están en manos de intereses económicos y la connivencia con los poderes  económicos y políticos de los es terrible. El sanador, si existiera,  tendría que ser  de origen  milagroso. Un pensamiento sano tiene difícil divulgación en una sociedad corrompida en todos los planos.

Los medios, ¿cómo ve que los periodistas de la RTVV pidan perdón por la manipulación ejercida cuando les cierran?

Los responsables del cierre de RTVV son los que son y parece que exigir responsabilidades a determinados profesionales puede difuminar el discurso y puede despistarnos porque son los gobernantes los culpables. Ahora bien, en el incremento de personal brutal que se ha hecho de un gobierno a  otro (PP)  en esta TV… Había una manada de enchufados, de protegidos, de gente de confianza que eran verdaderos agentes policiales. Lo que tenían que hacer no lo dictaban todos los días ni Camps ni Zaplana por mucha influencia que ejercieran, sino que la estaban ejecutando algunas de las personas que ahora están en la calle. No le deseo a nadie que pierda el trabajo, pero de repente nos ponemos de ejemplo de honestidad cuando surge la crisis (…)

Tras sus dos últimas novelas, ¿tiene algún proyecto entre manos?

Estoy terminando  la novela  de una trilogía que podríamos llamar trilogía del ahogado. No tengo título pero se podría llamar El hombre que leyó su esquela. También estoy con un libro  prácticamente terminado que se llama  El abrazo de Judas, sobre la actitud de la iglesia española respecto a la sociedad de libertades. Lo había hecho antes de que cambiaran de Papa  pero estoy retocándolo un poquito. También estoy trabajando sobre la relación que tuve con los escritores en el exilio, sin querer hacer unas memorias mías, sino de lo que ellos contaron en ese tiempo y ahí tengo mucho trabajo.

¿Qué está leyendo?

Ahora libros de amigos, estoy leyendo el último de Eduardo Mendicutti y acabo de terminar uno de Luis Antonio de Villena sobre André Gide, pero, como estoy reorganizando mi biblioteca,  estoy viendo los libros que me gustaría releer, y también libros que no has leído y que no tendré tiempo de leer. Ahora soy mucho más selectivo y volveré a clásicos y  a lecturas pendientes.

 Tiene una larga carrera como periodista a sus espaldas, ¿añora ejercer el periodismo?

Al periodismo le debo mucho, no solo me ha permitido vivir, porque, como decía Vicente Aleixandre, de la literatura sólo se puede merendar y he tenido mucha suerte con la gente con la que he podido trabajar. Solo tengo buenos recuerdos, aunque esta profesión tiene muchos sin sabores porque te lleva a veces a enfrentamientos innecesarios. Nunca he hecho periodismo para dañar a nadie ni con objetivos zafios como se dan ahora, sino que cuando he sido crítico lo he hecho desde la mayor honestidad intelectual, pero hay gente que no entiende eso ahora. No he estado nunca al servicio de nadie. Es verdad que tengo una ideología y que haber hecho expresión pública de ella puede haberme perjudicado, pero desde esa ideología he sido crítico con los próximos. No he cambiado por mor de oportunidad. Ahora, dudo de que mi manera de ver el mundo coincida con los míos, porque veo actitudes e incluso ideas que no comparto. Muchas veces he dicho que soy un cristiano sin iglesia y un socialista sin partido.

Vive en la Península desde hace muchos años, ¿cómo ve a Canarias cuando la visita, por cierto, con frecuencia?

Desde un punto de vista político, y participando de las preocupaciones  de lo que ocurre en Canarias, hay que considerar que  yo viví en mi tierra en tiempos de la dictadura y creo que la democracia ha propiciado un desarrollo espectacular para las islas. El autogobierno, con todas las deficiencias, con los malos y buenos gobernantes que hayamos tenido, ha conseguido grandes avances, como en el ámbito de la educación. La Canarias en que yo nací y la de ahora no tienen nada que ver. A veces nos olvidamos de dónde venimos. Luego vengo aquí y veo cosas increíbles. No conozco a ningún independentista y seguramente los hay; no conozco a nadie que se sienta atemorizado por los viejos colonizadores de hace siglos, y  tampoco conozco a ningún descendiente de los aborígenes, pero habrá alguno. Veo y oigo algunos disparates  en espacios públicos que, creyendo que Canarias ha evolucionado y  la gente está alfabetizada, no entiendo. En el terreno político, por ejemplo, aquí la ley electoral es muy particular y comprendo  la confusión de elector porque no sabe dónde va acabar su voto y a quién va a tener que pedir explicaciones.  A veces veo mucho surrealismo en el comportamiento de las formaciones políticas  canarias. Todo es muy singular, aparentemente toda la derecha está en un sitio pero no es verdad. O los socialistas canarios,  que depende de la isla o barrio que les toque, actúan de una forma u otra. El PSC me parece el Partido Polifacético Canario. No lo entiendo, a lo mejor por no estar aquí a diario.

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