Debo reconocer que cuando leí la noticia de que once inuit (esquimales) de una remota aldea de Groenlandia viajarán pronto a Canarias para rodar un documental, el asunto me pareció, cuanto menos, original. Se trata de dejar plasmadas las experiencias de los habitantes del país del hielo cuando se encuentren con las playas, el sol, o la naturaleza canaria, en un documental titulado “La sonrisa del sol” dirigido por Guillermo Cascante.
Hasta aquí lo básico del asunto, amén de que Turismo de Canarias ( Gobierno de Canarias) corre con los gastos: se van a enterar en Groenlandia lo bien que se veranea por estas Islas….
El asunto tiene su aquél, porque será digno de estudio antropológico (y para ello participa en el proyecto Francesc Bailón, experto en inuit) ver las reacciones de los ilustres visitantes ante una pella de gofio, un escaldón como dios manda, un potaje de berros o un puchero canario como lo hacen nuestras madres; ellos, acostumbrados a la carne de caribú, de reno, el hígado crudo de foca y otras delicatesen propias del lugar. Llevan en Groenlandia más de siete siglos y tan felices.
Otro cantar será cuando vean la playa de Las Teresitas atestada de gente un fin de semana; el bullicio decibélico de los guachinches a la hora del café, copa y parranda, o el atasco habitual de la TF5 en Tenerife o en la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria. Van a flipar. Fijo.
A mí lo que parece fatal es que les traigan en plena campaña electoral porque me apuesto una piel de oso -sintética, of course– a que más de un candidato querrá hacerse un selfie con tan singulares visitantes. Como los inuit pregunten por el asunto y les cuenten, además, las promesas electorales de los candidatos, se van a partir de risa.
Como medida profiláctica propongo que en justa correspondencia y como si se tratara de un plan Bolonia ad hoc, todos los candidatos de estas elecciones en las islas sean invitados de inmediato a un viaje hasta Groenlandia donde podrán conocer el hábitat y costumbres de sus visitantes, desarrollar sus habilidades y rodar un documental con sus experiencias: ¿Qué le parece a Maria Australia Navarro vivir unos días en un iglú? ¿Estará apuesto Román Rodríguez con su abrigo de piel de foca? ¿Qué tal se le da a Fernando Clavijo la pesca del bacalao con cebo de morsa? ¿Consiguió Noemí Santana asaltar el feudo tribal de los inuit de la casta? Son cuestiones que sin duda recogerá este documental para cuya financiación propongo una colecta popular o un crowdfunding que se dice ahora. Yo pago por ver a estos artistas en Groenlandia. ¡ Ah! y que se queden por favor hasta el día 25: con suerte se les enfrían las promesas y dejan de vacilarnos.
PD: Para ambientarse un poco en su viaje a la tierra de los inuit, propongo a los candidatos que repasen el magnífico documental “Nanuk el esquimal” de Robert J. Flaherty y como complemento la película “Los dientes del diablo” de Nicholas Ray, por si desean quedarse por allá una temporadita.
Vivo el Las Palmas y no tenía ni idea de este tema,que me ha dejado un tanto atónito.Para los esquimales puede ser una experiencia,unos se adaptarán mejor que otros,no sólo por el calor ,sino por el bullicio tan extraño para ellos. Ahora lo que sí veo un tanto más difícil el intercambio por parte de los canarios. Estos son muy apegados a su tierra y salir a vivir a otro sitio de por sí les cuesta. Y sí encima hablamos del Polo Norte,lo veo bastante difícil.Por supuesto no me imagino a ningún político haciendo esta aventura,para nada. Yo diría que surrealista.
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